Y ahora que mi cuerpo descansa
y mis llagas cicatrizan de la sal de tu lengua
es cuando te echo de menos....
¿quién te pidió que te fueras?...
sigue hurgando en mi cuerpo
hasta los huesos.
Rasga con tu lengua mis venas,
vuelca en mi todo tu veneno
hasta la última gota,
haz que mis entrañas ardan,
que mis músculos se agarroten
siento que el calor profundo
me ronda hasta las pestañas....
y llega...me invade...exploto
en una combustión espotánea...
¿Quién te pidió que te fueras?,
¿quién te pidió que pararas?,
si aún nos quedan muchas noches
con hogueras,
madera por arder,
y que nos quemen las llamas.
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