Cayo el telón de los sueños
que permanecían en el aire
terminaron cayendo
las marionetas sostenidas
por los hilos de los
anhelos por superar
el número de victorias ante
los fracasos.
Sigue el curso de la vida
sin nada en las manos
de aquello que nos
prometimos agarrar con fuerza
y resbalo de nuestra mano
sin tan siquiera haberlo tocado.
Volvieron los fracasos a reirse de
las victorias y acumular
calaveras en la cabecera de la cama
para atormentar a los sueños rotos
y matar a los nuevos sueños
que quieran despertar al alba.
Quedó de nuevo el balón libre
para seguir golpeando
a balonazos las esperanzas caidas
tras suspiros de gloria.
De momento quedó
en mitad de la cancha,
a la espera de que algún sueño
vuelva a sentirse valiente
y con ganas de afrontar
cualquier zarpazo nuevo
que acabe con las esperanzas
recién crecidas de los fracasos
sembrados en el suelo.
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