La luna estaba preciosa aquella noche,me hacía sentir bien conmigo misma,te miré,la luz de la luna se reflejaba en tu rostro,de repente por mi mente comenzaron a cruzarse imagenes potencialmente sexuales,me comencé a sentirme perturbada,me dejé caer hacia atrás en la playa,sentía la arena fina y fresquita filtrarse bajo mi ropa y esa sensación concentraba mi mente para apaciguar el subidón,mi mirada se cruzó con la tuya,y sentí las hormigas corretear por mi vientre,me mirabas como si lo supieras,tu miraba se posó en mi ombligo desnudo,me bajé la camiseta incorporandome,sentía tu mirada,reuní valor y te miré de nuevo,seguías miirandome,tenías una extraña y seductora media sonrisa en tu boca que me volvió a provocar sudores,tragué saliva medio exaltada,tan concentrada estaba en tu boca,mis sudores y calentamientos,que no me percaté de que tu mano se dirigía hacia mi nuca,y me sobresalté,me atrajiste hacia a ti,al tiempo tu boca salía al encuentro de la mía,cerré los ojos y sentí como tus labios se unían a los mios,suaves,dulces,calientes,tu lengua empujaba hacia dentro entrelazandose con la mia,inundando mi boca con tu saliva,al tiempo que el calor ya me quemaba los sentidos y tus manos buscaban mi piel bajo la ropa y las mias luchaban por deshacerte de las tuyas,en mi camino tu sexo enhiesto,en el tuyo,mi sexo mojado,la pasión hace acto de presencia,tiene acceso para llegar al fondo,totalmente al fondo de la cuestión,tumbados,sentados o haciendo el pino,pero mecidos por el sonido del mar y la luna que se torna rojiza como testigo excepcional de aquel polvazo playero.
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